Letrado 21

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“El Proceso” desde Kafka hasta Welles

Desde que terminé de leer esta maravillosa obra, siempre tuve la tentación de escribir una reflexión sobre su contenido; pero me contuve al investigar que paralelamente uno de los más grandes directores en la historia del cine tuvo el encargo de realizar su adaptación cinematográfica, además de estelarizar un papel secundario (pero importante) en la trama, decidí realizar un “Libro versus Película” entre ambas piezas de arte. Este es el resultado. 

Franz Kafka, el afamado escrito de la obra “Metamorfosis” y conocido por una literatura psicológica, abordando en sus historias la psíquis humana y sus relaciones interpersonales con el mundo exterior en un ambiente propio de una pesadilla, nos trae como legado póstumo un sueño nada favorable con su obra “El Proceso”, en donde con un tono sombrío y hasta fantasioso, explora de forma subliminar una verdadera pesadilla en vida: Sufrir un proceso judicial.  

Y es que como dijo un gran pensador:

«Temo más a los juicios que a la muerte o a los impuestos» – Learned Hand.

Cuando eres la parte intervenida en un proceso judicial, llámese demandado, accionado, imputado, etc… tu mundo claudica al resultado final de un Juez o Tribunal, tal si estuvieses encerrado indefinidamente en las infinitas paredes del sistema de justicia, esperando que algún carcelero traiga noticias nuevas de esta incertidumbre.

Este, y otros aspectos más son abordados de forma sútil e ingeniosa por Kafka, que al parecer sus constantes padecimientos físicos e internamientos influyeron bastante en la escritura. Desde la burocracia detrás de muchos engranajes judiciales, hasta un retrato de quienes hacen su vida de “viabilizar” estos engranajes. 

A pesar de que este autor confió la destrucción de los manuscritos de esta obra a su amigo Max Brod, éste hizo caso omiso, optando mejor por reconstruir y supervisar la redacción de “El Proceso”, por lo que se trata de una de esas pocas traiciones que podemos agradecer el día de hoy, tratándose de una de las mejores obras literarias escritas en la historia de la humanidad. Ante este desafío, es decir, tener el equivalente literario a “Anna Karenina” de Leon Tolstoi, o “Crimen y Castigo” de Fedor Dostoyevski, la adaptación cinematográfica no podía quedar en manos de un neófito o de un profano cualquiera.

Aquí es donde entra Orson Welles: 

Welles, bien conocido como director de “Ciudadano Kane” una de las mejores películas de la historia del cine (voces autorizadas la consideran la mejor de todas), tuvo a su encargo la adaptación cinematográfica de esta obra literaria, tanto desde el escritorio del guionista como desde la silla del director y desde el camerino de uno de los actores secundarios, el chicanero abogado de Josef K., personaje principal de la obra. La pregunta sería:

¿Podría el “ciudadano kane”, el autor intelectual de la transmisión radial sobre la guerra de los mundos (1987), realizar una adaptación a la altura de la fuente original?

Mi respuesta: Un rotundo sí.

En efecto, con astucia y veteranía se realiza una reconstrucción fiel a la obra de Kafka, llenando lagunas y espacios vacíos propios de una obra incompleta (“El proceso”, con todas sus aclamaciones, no fue un texto acabado), reorganizando y adecuando escenas de tal forma que, para quienes no han leído la obra, fomenta la lectura de la misma; y para quienes sí la leyeron, se constituye en un reproductor de la viva imaginación del lector.

Anthony Perkins, quien una vez fue el victimario en la aclamada película de Hitchcock (1960), fue el seleccionado para realizar el papel principal de Josef K., la inocente víctima frente a una acusación de la cual no conoce ni los méritos ni quien la realiza. En resumidas cuentas, lo único que sabe es que se encuentra “procesado” (aunque no se revela el por qué), y que la sola acusación lo convierte en pre-culpable. Ambas obras de arte nos revelan un mundo en donde la justicia es un mecanismo selectivo, donde el sólo hecho de ser proceso pesa más que la condena misma, y donde la libertad empieza por la mente, en tanto que durante todo el proceso nuestro héroe no es cohibido de su libertad física, empero, andando libremente se encuentra bajo cadenas espirituales.

Al final, para aquellos dedicados al estudio del derecho, nos resulta inevitable pensar en principios del debido proceso como son la formulación precisa de cargos, el derecho de defensa, la igualdad, la publicidad, pero sobre todo, el plazo razonable, ya que las dilaciones innecesarias se constituyen en una pena anticipada para todos. No sólo recomiendo la obra, también recomiendo la película, ya que en mi opinión personal, ambas se complementan; y Welles, lejos de tergiversar el concepto abordado por Kafka, lo reprodujo de una forma fiel y respetuosa, una nota a tomar en cuenta en cualquier adaptación.

Atm


3 comentarios

  1. Muy buen articulo, Adriano, realmente invita tanto a leer la obra como a ver la pelicula, sobretodo los jueces, fiscales y abogados ligados al ejercicio penal no deberian de perderse esta obra pues de algun modo es un llamado a la conciencia en cuanto a no perder de vista la «tragedia» que representa verse envuelto en un proceso para el justiciable, sea cual sea el resultado final, pues como bien apuntas, la primera libertad que pierde es la espiritual.

  2. Encima eres abogado. Muy bien, colega.

    Ese libro me permitió experimentar las sensaciones «sufridas» por una persona culta o inteligente (como Kafka) y que se ve inmersa en el tortuoso espacio / tiempo que envuelve un proceso judicial. Ese libro es puras sensaciones y emociones y la lucha interna de J.K por racionalizarlas; emociones que sufre una persona que, como Kafka, aún con toda su sapiencia, desconocen completamente lo que es un proceso judicial, pero que rehusan aceptar tal incertidumbre por creer que conocen lo que es «La Justicia». He visto comportamientos así con clientes. Pero en fin, asi lo interpreto yo. Libro pequeño, pero denso. Hubo escenas que las recuerdo vívidamente porque no tenían sentido para mí….ese libro es perturbador….por lo menos no tanto como El lobo Estepario el cual deje de leer por el mood en que me ponía.

    Con relacion a tu comentario en Kedificil, 1984 fue increible, un verdadero autoritarismo puro, su fase extrema. Grande ese libro. Sofía lo leí en el colegio, fue bueno pero es casi un libro de texto.

    Recientemente lei un libro que no se cómo ni siquiera lo había escuchado y creo que puede interesarte: «La Rebelión de Atlas» de Ayn Rand. Si no lo has leido, dale pa´lla!. Preferiblemente en versión digital porque presumo que debe pesar como 5 libras en físico, ¡es el libro más largo que he leido en mi vida! Pero creo que vale la pena, es de esos que marcan.

    Saludos,

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